En 2da de Reyes 2:23-24, dice:
Eliseo después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube! 24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte y despedazaron a cuarenta y dos muchachos. 25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.
No debemos tomar a la ligera la burla; esto es algo serio. El bullying como ahora se le llama puede causar la muerte y destrucción tanto en quienes lo dicen como en quienes lo reciben. No podemos permitirlo en nuestra familia ni fuera de ella.
Las burlas causan heridas en el alma, generando inseguridad, ansiedad, angustia, depresión, tristeza y desánimo. Despierta; cuida tus palabras. Seamos prudentes y sensatos, seamos intencionales para no permitir este acto que no traerá nada bueno ni a nosotros ni a nuestras familias.
Pide al Espíritu Santo que te dé sabiduría, dominio propio y templanza al hablar, y reprende con amor si tienes hijos que se hacen burlas entre ellos mismos.
Me pregunto qué hubiera pasado si esos 42 jóvenes, en lugar de molestar al Profeta Eliseo, lo hubieran ayudado a subir toda esa cuesta. Creo que hubieran recibido el evangelio de Dios y experimentado una transformación hermosa en sus almas.
Seamos inteligentes; no permitamos que la burla arruine nuestras vidas ni las de los demás.
Fuente: https://aleabiu.com/podcast/